El barco llegó con una hora de retraso
y llegamos a Civitavecchia a las siete de la tarde, no nos queda
mucho de sol para encontrar un sitio para dormir, y salimos lo más
rápido posible del puerto pero nada más salir, aich! Atasco del
copón, gran caravana que nos comemos, nos armamos de paciencia y
salimos como podemos dirección al sur, dormiremos lo más cerca que
podamos de Nápoles pero la noche se nos echa encima.
Os parecerá increíble pero estuvimos
casi dos horas buscando camping, y todos nos decían que en un
kilómetro y medio había uno, no puede ser, casi nos vuelven locos,
¿qué extraña estrategía para volvernos locos es esa? Más de siete u ocho veces nos paramos
a preguntar y siempre era “dentro de ná, en un kilómetro o así
lo veis a la derecha” imposible, “Manuel, ¿nos estamos volviendo
más imbéciles? o ésta gente nos está volviendo locos...” Por
fin encontramos uno, por fin! Y justo cuando vamos a entrar,
escuchamos unos pitos de un coche, eran una pareja a la que acabamos
de preguntar que nos dicen que lo siguiéramos que nos van a llegar a
otro mejor. Manuel por el intercomunicador no paraba de reírse y Javi aún
no se lo creía, “Manuel: ¿quieren decir que después de dos horas
buscando, por fin encontramos uno y que nos cambian a otro?” pues
así fué, menos mal que nos llevaron muy amablemente hasta la misma
puerta del segundo camping, y nos explicaron que dicho camping era
mejor, ahora quedaba la segunda parte, montar la tienda a oscuras.
Nuestro Camping en Anzio |
No fue tarea fácil, al menos para
Javi, que en un alarde de previsión, compró la tienda nueva y ni
siquiera la había abierto para ver como se montaba, nos costó un
buen rato entendernos con ella, a oscuras y con solo la luz de
nuestros frontales, tras un buen rato pudimos montar esa maraña de
vientos, varillas y telas. Eah! Misión cumplida, ahora a cenar, lo
que no esperábamos es que hubiera cine en el camping, y menos que
estuviéramos cenando y viendo una película al estilo Pajares y
Esteso pero en versión italiana. Somos expertos en encontrarnos
situaciones absurdas y ésta fue una de ellas.
Playa camino se Sorrento |
Manuel con las cervezas 'medianas' |
Por la mañana nos volvemos a poner en marcha una pequeña vuelta por el pueblo y dirección Bari, que tenemos que comprar los billetes para Igoumenitsa en Grecia. Al llegar buscamos el puerto donde sale el ferry, este lo compramos allí mismo tras esperar una buena cola, pero por suerte hemos llegado con un par de horas de antelación.
El ferry llega a las 5:45 de la mañana
a Grecia, en este no tenemos habitación, por lo cual tal como
entramos buscamos un sitio para dejar las cosas y pensando en
podernos dormir por la noche, nada más lejos de la realidad, allí
es imposible dormir, entre adolescentes haciendo botellón y gente
roncando sin límite de volumen, era literalmente imposible,
no pegamos ojo en toda la noche, ni nosotros ni los que estaban en el
salón, excepto los roncadores profesionales, claro.
Cuando estamos llegando al destino
vemos que justo hacía donde vamos hay una gran tormenta, me parece
que esta vez nos va a tocar mojarnos. Bastante puntuales, sobre las
5:45 horas vamos saliendo del ferry, ya estamos en territorio griego,
eso sí, estrenamos país lloviendo, nada más salir del barco
paramos en la estación y nos ponemos la ropa de lluvia, hoy nos toca
conducir temprano, sin dormir y con lluvia, pero eso lo contaremos en
la siguiente entrega.
Intentando 'pegar ojo' en el ferry |
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