jueves, 22 de septiembre de 2016

10. Gelibolu - Tirana

Camino Tirana

Amanece en Gelibolu y aún seguimos dormidos, al poco tiempo nos levantamos y vamos raudos y veloces en busca de una fotocopiadora a color para terminar con los papeles, la búsqueda nos sirve de paseo por el centro y pronto nos vemos rodeados de numerosas y variopintas tiendas, en todos sus modelos, tamaños, olores y sabores.

-Vamooooos!!! que se nos va 'el coco' con tanto paseo matutino y hemos de enfrentarnos a lo inevitable, salir de Turquía.

El trámite fronterizo lo pasamos a buen ritmo y sin mayores contratiempos, toca jornada cansina de autopista para avanzar lo más que podamos, después de un buen trecho, a la altura de Tesalónica decidimos que la autopista se acabó (que da una morriña gorda y andamos en cada parada dando cabezazos por los merenderos) y tras una hora de carreteras secundarias vemos que el paisaje va cambiando y es más boscoso, además va atardeciendo, es hora de parar.

La casualidad nos hizo parar en Edessa, un pueblo famoso por tener la catarata más grande de Grecia (claro que de ésto nosotros ni 'papa' al aterrizar)

Encontramos un hotel que en los años 60 en Edessa seguramente que partiría la pana, pero que hasta el día de hoy, sigue igualito igualito que el día de su inauguración (mención a parte el ascensor). Dejamos las motos en un garaje hecho a medida para nuestras andanzas y salimos a picar algo, pronto nos da un bofetón en la cara el cambio cultural, ¿gente por las calles?, ¿comiendo, tomando cerveza?, ¿esto es muy raro, no? Y como somos personas de bien, no nos quedó otra que abrazar la cultura veraniega en su esplendor y sentárnos a tomarnos unas buenas tapas con dos grandes cervezas. Ah! Y de proste unos mojitos (con jamón york y queso para acompañar, flipamos en colores).

Por la mañana vamos a visitar la famosa cascada de Edessa, un salto de agua enorme ahí al final de la alameda del pueblo, mola! Ya está bien de tanto turismo que nos entretenemos con cualquier cosa y nos disponemos a salir.

De camino vemos que estamos cerca de Macedonia y decidimos entrar a ver 'como va eso' de Macedonia. Lo vimos rápido y de pasada, pero lo que vimos nos dejó alucinados, grandes montañas con una intensa vegetación. Estamos cansados y locos por meternos algo entre pecho y espalda, de casualidad vemos un cartel en medio de la nada y decidimos entrar por una pista de tierra que se alejaba de la carretera. Nuestra sorpresa al ver el restaurante fue mayúscula, casi hiperbólica. A comer truchas se ha dicho.


Homenajeándonos truchilmente

Con la barriga 'como un mapache jubilao' vamos dirección Albania, esta noche queremos dormir en Tirana, que tampoco tenemos grandes datos sobre ella.

Vistas de la carretera de montaña llegando a Tirana
Decidimos desechar la autopista y coger la carrertera que atraviesa las montañas, vaya espectáculo!!! todo lo que nos maravilló el camino nos decepcionó la capital, tiene ese encanto de cutre, pero sin el encanto. Llegamos asados vuelta y vuelta y no tuvimos la suficiente entereza para que la recepcionista del hotel nos bajara el precio, lo único que conseguimos es que nos dejara el parking gratis después de una negociación dispar (ella estaba fresquita).

Salimos a dar una vuelta por el centro de Tirana para confirmar la primera impresión y tras unas cervezas nos vamos arrastrándonos hacía el hotel, ha sido un día extraño; desayunamos en Grecia, comímos en Macedonia y cenamos en Albania. Parece que vamos a buen ritmo.

Ahora toca Montenegro, pero eso y muchas más cosas la contaremos en sucesivas entregas




Hasta entonces nos podeis seguir en Facebook en www.facebook.com/DestinoMarmara

No hay comentarios:

Publicar un comentario